viernes, 26 de enero de 2007

"Se finjen miedos por los sucesos de nuestro país ya desautorizados.

Se pasean a los ojos de los timoratos lúgubres fantasmas.
¿Son acaso los hombres de color, los negros y los mulatos —porque no debe hacerse
misterio de un hombre como todos los demás natural y sencillo—, son acaso
aquel rebaño manso que obedecía a la mano interesada del pastor, y al son
de la elegíaca marimba, consuelo único prohibido a las veces, esperaba en
calma la hora de una lejana redención?
¿Son acaso una cohorte sanguinaria, que habrá, con soplos huracánicos, de arrancar de raíz cuanto hoy sustenta el suelo de la patria?
¡Ah!, ¡esto decían los españoles de los indios, tan ofendidos, tan flagelados, tan anhelosos como los negros de su inmediata emancipación; esta amenaza suspendían
sobre las frágiles cabezas, cuando el aliento de Bolívar, más grande que
César, porque fue el César de la libertad, inflamaba los pueblos y los
bosques y levantaba contra los dueños inclementes la orilla de los mares
y el agua turbulenta de los ríos!"

Jose Marti
1880 (Nueva York)

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