
Los que roban la carne de la mesa
predican resignación.
Aquéllos a los que están destinados los dones,
exigen espíritu de sacrificio.
Los hartos hablan a los hambrientos
de grandes tiempos que vendrán.
Los que llevan la nación al abismo
afirman que gobernar es demasiado difícil
para el hombre sencillo.
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